Ese gallego que viaja hasta el Vaticano y allí decide abrir una ferretería. A los meses de estar abierto un obispo que pasea por la Via di Porta pega un salto horrorizado al ver la vidriera de la ferretería dónde esta la imagen de Cristo en la cruz y un cartel en los pies que pone: “Clavos García, más de 2.000 años de antigüedad y de experiencia profesional”.

Al ver la vidriera el obispo entra y le ruega al gallego:
“Por favor, pero ¿qué hace con la imagen de nuestro Señor? Esto es blasfemia!,
blasfemia!, por Dios! quite la imagen de Cristo inmediatamente, esto es tomar el nombre de Dios en vano!!”

El Gallego alucinado piensa – “Habemus Problema” y decide actuar.
El obispo marcha y picado por la curiosidad a la semana se acerca otra vez a la
ferretería. Cuál es su sorpresa cuando en el escaparate ve a Jesús sonriendo y con la mano derecha articulada va saludando con un cartel colgado que reza: “¡Adivine en qué mano se utilizó Clavos García!”.

El obispo exaltado entra de nuevo a la ferretería y ya enojado le vuelve a insistir al gallego:
“Santa Madre de Dios!, pero ¿qué le dije?, ya me esta quitando la imagen de Nuestro Señor!, blasfemia!, blasfemia!” – ahora sí que el gallego se caga en todo y decide tomar cartas en el asunto.

Esta vez, el obispo, encendido no espera una semana sino que al día siguiente se presenta en la ferretería.

El obispo se acerca al escaparate y ve la Cruz de Cristo (esta vez sin Jesús en
ella) y en letra muy chiquitita, ve una placa que pone: “Con Clavos García ni CRISTO se hubiera escapado!!!!!”