Le perdonan la pena de muerte, pero no se entera y se suicida en prisión

Un preso que cumplía su pena en la cárcel de alta seguridad de San Quintín, Estados Unidos, se ahorcó en su celda una semana después de que su sentencia de muerte fuera conmutada por cadena perpetua.

Un vocero de la institución penitenciaria informó que George Smithey, de 70 años, ató las sábanas de su cama a los barrotes de la celda para colgarse.

Smithey había sido sentenciado a muerte por el asesinato de una mujer durante un robo en 1988. Sin embargo, un juez estableció que Smithey sufría de deficiencias de aprendizaje y no debía ser ejecutado. Por eso la pena le fue conmutada a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

Una vez que le fue cambiada la pena, Smithey debía ser trasladado a otra prisión, pero “aún no había recibido la notificación”, explicó el vocero de San Quintín, quien agregó que no sabía si el hombre sabía que había sido beneficiado por el juez.

En 2002, la Suprema Corte de los Estados Unidos estableció que los criminales que sufren alguna discapacidad intelectual no deben ser ejecutados, porque de ese modo se violaría la prohibición de un castigo cruel.


Diario Via: Minuto Uno