Paul Chambers se lo pensará 450 millones veces más la próxima vez que pretenda publicar una “broma” en Twitter. Días atrás, totalmente frustrado porque el clima le arruinaría sus vacaciones, decidió ser un poquito exagerado y escribió en Twitter:
El aeropuerto Robin Hood está cerrado. Tienen una semana para arreglarlo o lo hago explotar
Chambers no es un terrorista, ni tenía planeado plantar bombas en ningún aeropuerto, pero la policía inglesa pensó diferente y decidieron arrestarlo, su ordenador y iPhone confiscado además de eliminar el tweet en cuestión. Fue interrogado por seis horas y liberado bajo fianza.

Sí, es una terrible exageración, sí, es inreíble que no se puedan hacer “bromas” al respecto (aunque es una manera figurada de hablar) y me parece increíble que la policía del Reino Unido gaste tiempo/recurso de esta forma, pero también hay que entender que en 140 caracteres (o menos) el contexto se pierde por completo y da pie a muchísimas malas interpretaciones.

Los esfuerzos mundiales para acabar con el terrorismo me parecen que están un poco desenfocados, haciéndo demasiado énfasis en la paranoia y perdiendo de vista el objetivo real: para que no puedan aterrorizarnos, hay que evitar tener miedo. La paranoia (valga la redundancia) es una evidencia de miedo.

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